Me gusta jugar en mis clases, aunque tengo que confesar que lo hago menos de lo que me gustaría. ¿Por qué? Casi siempre porque me ofusco buscando juegos que encajen con los contenidos que estamos trabajando en cada momento y muchas veces o no encuentro o no se me ocurren o no tengo tiempo para prepararlos.
Con tanta preocupación por cubrir y practicar los contenios de un curso, en ocasiones se nos olvida algo fundamental: el objetivo puramente lúdico del juego. La importancia de jugar por jugar, sin intenciones más profundas, sólo por conseguir que la clase se olvide de que está estudiando, sólo porque los estudiantes se diviertan y se relajen. Porque, admitámoslo, nuestras clases tienden a ser aburridas, por mucho que uno esté constantemente pensando en cómo hacer de su clase un lugar motivador y divertido.
Así que a partir de ahora me propongo jugar más en mis clases y, sobre todo, jugar más sólo por jugar. Como el otro día en mi clase de español. Acabábamos de hacer el examen final del segundo módulo del curso y aún quedaba una horita para acabar las clases. Así que decidí que íbamos a dejar los libros a un lado por un rato y jugar al ahorcado, simplemente, por jugar. Lo más curioso del caso, es que los estudiantes, por iniciativa propia, se dedicaron a buscar palabras extraídas de los temas que habíamos trabajado para que sus compañeros las adivinaran. Para que luego le quitemos importancia al juego.
Y después de estas digresiones iniciales, quiero proponeros un juego que suelo usar en mis clases y que siempre funciona. Yo lo aprendí yendo de campamentos, pero desde que empecé a dar clases me pareció un juego muy útil para hacer que los alumnos hablen y se diviertan en el aula. Yo siempre he llamado a este juego "el pueblo duerme", pero probablemente tenga otro nombre. Es una mezcla entre el juego del asesino con cartas y las nominaciones de Gran Hermano.
El profesor ejerce de "madre", es decir, quien dirige la dinámica. Se reparte una carta a cada alumno. En las cartas pueden aparecer tres cosas: asesino (1 ó 2, dependiendo de la cantidad de alumnos en la clase), policía (1) y pueblo (tantas cartas de este tipo como alumnos en la clase, restando las del asesino y el policía). Una vez que los alumnos han recibido su carta y la han visto, el profesor dice "el pueblo duerme" y todos cierran los ojos. Cuando todos están "dormidos", el profesor dice: "se despierta el asesino(s)". El alumno(s) con esta carta abre los ojos y señala con el dedo a otro alumno, que será su víctima. Una vez hecho esto, el profesor dice "se duerme el asesino(s)" y éste cierra los ojos. Lo mismo se hace con el policía: "se despierta el policía", éste abre los ojos y señala con el dedo a otro alumno. El profesor le dirá si es o no el asesino. Tras ello, el profesor dice "se duerme el policía" y éste vuelve a cerrar los ojos. Entonces el profesor da la última consigna "se despiertan todos menos ......" y nombra al alumno que eligieron los asesinos. Este alumno ha sido asesinado.
A partir de ese momento, los estudiantes tienen que nominar entre todos quién creen que es el asesino. Si tienen varios nombres, se puede hacer una votación o como el profesor quiera manejarlo. Una vez que deciden un nombre, el profesor dice si es el asesino o si no lo es y, en el caso de que no hayan acertado,el profesor dice "el pueblo duerme", todos cierran los ojos y se vuelve a iniciar la dinámica. Para que los alumnos asesinados puedan seguir participando en el debate, tienen que cerrar los ojos cuando el profesor dice "el pueblo duerme".
Espero haber explicado la dinámica lo más claro posible, pero para cualquier duda, escribidme y os contestaré encantado. En mi opinión, es un juego muy divertido y siempre funciona genial. En la primera ronda, los alumnos se sienten un poco perdidos con la dinámica del juego y les cuesta entrar al debate, pero después de un par de "asesinatos", el juego se anima y el aula se convierte en una especie de juzgado. La única pega es que necesitas una clase con unos 8-10 alumnos, como mínimo, para poderla llevar a cabo.
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